martes, 26 de octubre de 2010

El mundo al revés

Cuidar un huerto es quizá lo más parecido a odiar a la naturaleza. Lo se, no lo parece, incluso se diría que te acerca a la madre tierra y que te pone los chacras en línea con Gea ... ¡Pues no! En realidad hacemos crecer plantas en sitios donde no hubieran salido, nos cargamos las que realmente iban a crecer, eliminamos todo rastro de insecto por la zona, impedimos a los pájaros comer y si vemos a alguien robando una lechuga le cortamos el cuello a mordiscos!
Visto así, ¿para qué tener un huerto? Pues para saber qué comes, porque relaja, por cómo saben las verduras cuando las plantas tú mismo, ... De verdad, por ahora os lo recomiendo, ya veremos de aquí a unos meses si sigo tan contento y si he podido con las mil y una plagas que están ahí fuera.
Os pongo una foto de la red que he puesto para matar de inanición a los pájaros, y aunque no se vea he tenido que tomar medidas contra ciertos hongos maléficos.

1 comentario:

  1. al final resulta que montas algo que se puede tocar y lo montas a la defensiva, no aquello de construiremos un vergel, tu y yo rellenando juntos las cebollas, hay un camino de chirivías hacia el arco iris, etc., tanto horticultor autosuficiente, tanta vida en el campo y al final sólo quedan esloganes: ¡contra los limacos!¡abajo el Leptinotarsa decemlineata!¡matad codornices!. Respeta la naturaleza ¡no la pises!
    R.

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